Rosario vivió este viernes por la tarde dos episodios de violencia que involucraron balaceras y mensajes intimidatorios en diferentes puntos de la ciudad. Los hechos sucedieron en una pollería de zona sur y una distribuidora en la zona noroeste, dejando a los vecinos alarmados y las autoridades en plena investigación.
Balacera en una pollería de barrio Las Heras
El primer incidente ocurrió en una pollería ubicada en Buenos Aires al 4000, donde dos hombres que llegaron en un auto rojo dispararon contra el frente del negocio. Una de las balas atravesó la fachada e impactó en el mostrador, aunque afortunadamente no hubo heridos.
Según testigos, antes de abrir fuego, uno de los agresores descendió del vehículo, dejó una nota amenazante junto a una bala, y luego escaparon en dirección a Laprida.
«Estaba trabajando cuando se bajaron, dejaron una nota, tiraron y escaparon corriendo. Todo el barrio vio lo que pasó», relató el dueño de la pollería, quien también destacó que las cámaras de seguridad de la zona podrían aportar información clave para identificar a los responsables.
Amenazas en una distribuidora de barrio Larrea
Horas después, en Provincias Unidas al 500 bis, se registró un segundo hecho intimidatorio. Según denunció una mujer al 911, dos personas también en un auto rojo dejaron una nota con amenazas frente a una distribuidora. Uno de los hombres llevaba una remera gris y estaba encapuchado, mientras que su acompañante vestía una remera blanca y bermuda clara.
Aunque en este caso no se realizaron disparos, la modalidad y la descripción del vehículo coinciden con las del ataque a la pollería, lo que aumenta las sospechas de que ambos hechos podrían estar conectados.
Investigación en curso
La Policía de Investigaciones (PDI) se encuentra trabajando en ambos casos. En el ataque a la pollería, se recolectaron testimonios y registros de cámaras de seguridad cercanas. En tanto, la fiscalía no descarta que se trate de un intento de extorsión vinculado a organizaciones delictivas que operan en la ciudad.
Estos hechos son parte de una serie de episodios violentos que reflejan el recrudecimiento de la inseguridad en Rosario. La ciudad continúa enfrentando una escalada de amenazas y balaceras que mantiene a la población en estado de alerta.