A un año del inicio de la gestión de Javier Milei, la economía argentina muestra avances en el plano macroeconómico, pero sigue enfrentando desafíos críticos en el terreno de la actividad y el consumo. Según un informe de la Consultora Vectorial, basado en datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT) y el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), entre noviembre de 2023 y septiembre de 2024 se registraron 220.178 empleos asalariados menos y una caída de 11.931 empresas (-2,3%).
Avances macroeconómicos, pero con impacto social adverso
Durante este primer año, el gobierno logró estabilizar algunas variables macroeconómicas clave:
- Superávit fiscal consolidado.
- Reducción de la inflación al 2,4% mensual en noviembre.
- Paz cambiaria tras la devaluación de diciembre de 2023.
Sin embargo, este ajuste —definido por Milei como “el mayor de la historia de la humanidad”— no se tradujo en una recuperación palpable en la economía real. La actividad económica y el consumo se mantienen en niveles bajos, mientras que el impacto en los ingresos de las familias es significativo.
Desde diciembre pasado, la transferencia de ingresos en detrimento de los trabajadores asalariados alcanzó un equivalente a USD 30.000 millones, lo que explica en gran medida la caída en las ventas minoristas y el consumo, según el informe.
El empleo en retroceso y el crecimiento del trabajo informal
El mercado laboral también reflejó esta crisis:
- Caída de 2,2% en los empleos asalariados registrados, con un impacto significativo en la industria, el comercio y la construcción.
- Paralelamente, se registró un aumento del 6,4% en el trabajo autónomo, con 153.753 nuevos monotributistas.
Este fenómeno puede explicarse en parte por el crecimiento de empleos en plataformas como delivery y transporte, donde un alto porcentaje de los trabajadores no tiene otro empleo formal. De hecho, en marzo de este año, se estimó que 80.000 personas trabajaban en aplicaciones de reparto, de las cuales el 85% dependían exclusivamente de esta actividad.
Un ajuste que afecta el consumo y la inversión
El ajuste económico también golpeó el poder adquisitivo de las familias. Aunque los salarios mostraron una leve recuperación en los últimos meses, el incremento de tarifas en servicios básicos, que subieron por encima de la inflación, obligó a destinar una mayor proporción de los ingresos al pago de energía y gas. Esto limitó aún más la capacidad de consumo.
Por otro lado, la capacidad instalada sigue subutilizada, reflejando la dificultad del sector productivo para absorber nuevas inversiones y expandir su actividad.
El discurso de Milei y el panorama político
En medio de estos desafíos, el presidente Milei ha destacado sus logros en materia fiscal y de estabilización económica. Sin embargo, el desempleo y la pobreza son ahora las principales preocupaciones de la población, desplazando a la inflación como tema central.
La gestión del gobierno ha combinado medidas de ajuste con una estrategia política que busca consolidar su base de apoyo, utilizando tácticas como acuerdos selectivos con gobernadores y un discurso polarizador. Sin embargo, el descontento social por la falta de una recuperación tangible plantea preguntas sobre la sostenibilidad política de este modelo.
Perspectivas económicas
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) publicará esta semana los datos del tercer trimestre, con un crecimiento desestacionalizado del 3,4% respecto al trimestre anterior. Sin embargo, la actividad económica aún está un 0,6% por debajo de los niveles de noviembre de 2023.
Los datos sobre inversión y consumo serán clave para evaluar si la economía logra finalmente recuperarse. Por ahora, el panorama para los próximos meses sigue siendo incierto, con desafíos que incluyen la reactivación de la actividad económica, la recuperación del empleo y la mejora en los ingresos reales de la población.
Conclusión
Si bien el gobierno de Milei logró ordenar algunas variables macroeconómicas, los costos sociales y económicos del ajuste son evidentes. La caída del empleo, el cierre de empresas y la contracción del consumo reflejan una crisis que aún está lejos de resolverse. La capacidad de revertir estos indicadores será clave para garantizar la sostenibilidad de las políticas adoptadas y, sobre todo, para mejorar las condiciones de vida de los argentinos.